La Convivencia vecinal nos interesa a todos

El cómo vivimos es el reflejo de quienes somos.

Considerando la influencia de factores económicos, culturales, emocionales, psicológicos, familiares, educativos, sociales, en la conducta de los seres humanos, observamos que los individuos favorecen o desfavorecen la convivencia vecinal. La calidad de vida depende de la disposición y del respeto que cada vecino tenga hacia los otros miembros de la comunidad.

Por nuestras diferencias se pueden generar conflictos y para minimizarlos se establecen normas y reglas de convivencia que permitan vivir en armonía. in embargo, todos no las cumplen, esto produce situaciones incómodas e insostenibles por comportamientos inadecuados, irrespetuosos y de desconsideración con los vecinos.

Al vivir en comunidad los problemas más frecuentes se presentan por egoísmo o desconsideración, entre los que están: el taconeo en la casa de arriba, el vecino de al lado tiene el televisor con  mucho volumen, el olor a cigarro del vecino de abajo molesta al que no fuma, los gritos de los niños en las calles perturban a los adultos mayores en sus horas de descanso, las calles están sucias de las heces de los perros, sacar la basura en horarios no convenidos o porque los niños arrojan los papeles de chucherías en las calles, el ruido del taladro a la hora de descanso, el vigilante que no cumple sus funciones, la vecina que estaciona en la entrada de mi estacionamiento o muy pegado a mi vehículo, los chicos jugando atravesados en las calles y no permiten la circulación de personas o vehículos, las fiestas escandalosas los fines de semana o en dias laborables.

Todas estas situaciones generan perturbación y malestar en la comunidad, lo cual se puede afrontar con organización, disposición y ganas de
vivir armoniosamente. Claro, todo eso depende de cada uno de nosotros, cambiando nuestra actitud, organizándonos, poniendo nuestro granito de arena.

A manera de reflexión se puede decir que todo no es negativo cuando vivimos en comunidad. La mayoría de los vecinos del Conjunto Roma son amables, responsables, cumplen con las normas y propician el bienestar común

Para general armonía en el Conjunto Roma y minimizar acciones negativas los invitamos a tomar en cuenta los siguientes aspectos:

1. Evitar ruidos molestos en horarios no permitidos

2. Sacar la basura los días fijados para tal fin.

3. Hacer uso de su estacionamiento y si tiene que estacionar en áreas comunes, porque posee más de un vehículo, recuerde que las mismas son insuficientes, no pueden considerarse como puestos fijos y todos tienen el mismo derecho de hacer uso de ellas sin afectar el libre tránsito de los demás.

4. Evitar problemas relacionados con sus mascotas: malos olores, heces en las calles, aceras y áreas verdes.

5. Indicar a los niños y adolescentes que si bien es cierto que no tenemos áreas para el esparcimiento, deben evitar molestar a los vecinos lanzando pelotas a las puertas y portones, no hacer ruidos excesivos, ni montarse en los vehículos estacionados en las áreas comunes.

6. Estar atentos a las actuaciones de los responsables de la seguridad del Conjunto, indicar las conductas irregulares que veamos en ellos, señalándolas en la Oficina de Condominio. En este sentido es importante que no propiciemos que dejen de cumplir sus funciones por solicitudes nuestras.

7. Hacer uso de las llaves para el acceso de personas y llaves o controles para el acceso de vehículos.

8. Indicar a los visitantes que utilicen el intercomunicador y los que se trasladen en motos, recordarles que no pueden ingresarlas al conjunto y los que vengan en vehículo deben dar sus datos en la caseta de vigilancia.

Recordemos que los adultos somos el espejo de nuestros hijos, el reflejo de nuestras acciones los marca, en la medida que seamos buenos ciudadanos, nuestros hijos también lo serán.

Vivir en armonía, impulsando el respeto, entendido como un valor que permite reconocer, aceptar y apreciar las cualidades del otro, así como sus derechos, se traduce en calidad de vida y bienestar.

La anarquí, el desorden y la desconsideración generan el caos, por lo tanto, sabotean la armonía, la solidaridad, el respeto y el confort.

Colaboración de Ivonne Filippone  (Casa 1-42-D)